Cada vez que me entero que hay un nuevo restaurante peruano en Buenos Aires, me emociono. Escuchar que abrieron uno cerca de casa y que se llama «La Causa Nikkei» me emocionó aún más. Encontrarlos en Facebook y ver las fotos de los platos no hacía más que aumentar las ganas de ir a probar todo. Finalmente, ver una nota en una revista online, muy conocida, terminó de convencerme: debía ir.
Sábado por la noche enrumbamos con una amiga, peruana como yo, decididas a disfrutar un rato con esos sabores peruanos que un peruano residente en el exterior tanto extraña.
Llegamos a la esquina de Callao y Juncal, buscando el lugar que está ubicado a un costado de lo que era Rodizzio. La fachada invita a entrar y al asomarse uno ve botellones multicolores con una onda entre chicha y andina, muy peruana. En las paredes hay escritas expresiones en jerga coloquial peruana, traducidos al «argentino» y al inglés. Me pareció muy simpático recordar dichos o frases que una no escucha desde hace tiempo como “Échale tierrita” o “Tu eres mi causa”. El lugar en general me pareció armonioso y cómodo.
Pedimos dos tragos. Un «PPP», que tenía supuestamente ron, licor de naranja, papaya y ananá y otro que se llamaba «Por la Causa», que ahora no recuerdo bien que tenía, pero no creo que importe, porque ambos tragos no tenían ninguna gracia y tan mínimo alcohol que parecían aguas saborizadas. De cortesía nos trajeron unas cucharitas de causa.
La carta de comidas tenía un diseño poco atractivo. Ponerle «LA CAUSA» a un restaurante peruano propone mucho más que eso. La Causa es un plato emblemático, representativo y parte del menú en todas las familias limeñas. Al ser así, yo me imaginé que un lugar con ese nombre, justamente, iba a tener como punto fuerte las causas, pero no resultó así. Tienen un sólo plato llamado «Degustación de causas», que en realidad parecían dedales, cada uno con distintos preparados por arriba, como pesca del día, pulpo con emulsión de olivas negras, langostinos crocantes con mayonesa de crustáceos, pollo con emulsión de apio, salmón al sésamo, calamar crocante con emulsión de sepia…. todas preparaciones pretenciosas pero que no generaron los sabores esperados en el paladar. Lo más grave, fue que no se sentía el picantito del ají amarillo, que debe tener una causa, por más simple que sea. Yo sé que en Buenos Aires es todo un tema preparar causa porque aquí no hay papa amarilla, pero los buenos cocineros se las ingenian para trabajar el producto de tal manera que se asemeje lo más posible. En cuanto a la textura de la causa no era mala. El problema era el tamaño microscópico y la falta de picante, que terminó dando un sabor neutro casi inexistente.
También pedimos «Papas crocantes a la huancaína». Eran unas papas rústicas en bastones que no estaban mal, bañadas con una pobrísima salsa amarilla en la que, si pretendía ser huancaína, se olvidaron de ponerle picante. Exageradamente neutro el sabor, señores! Los argentinos no están acostumbrados a comer picante, pero si van a comer comida peruana hay que ofrecerles los sabores originales, no aporteñados. Si para agradar al público, comienzan por alterar la esencia de los platos peruanos, terminarán ofreciendo milanesas y eso será cualquier cosa, menos un restaurante peruano.
Para llevar, pedimos unos «Langostinos Jumbo crocantes», un «Lomo saltado» y un «Arroz con mariscos». Los últimos, dos platos clásicos, en los que se puede ver la mano del cocinero. Los Langostinos con una salsa de sabor muy pobre. El Lomo Saltado se caracteriza por ser una carne tierna, jugosa y de sabores ahumados, que se generan al saltar los ingredientes en el wok o sartén. Cosa que no sucedió en este caso, en el cual la carne resultó dura y seca, y en donde además no se reconocían, siquiera, los típicos sabores del Lomo Saltado. Las papas que lo acompañaban eran rústicas y una porción que de tan mínima, era absurda. Pero lo más decepcionante fue el «Arroz con Mariscos», hecho con arroz yamaní (vale decir que esto está aclarado en la carta). Pastoso, no meloso como debe ser, y de sabores extraños, no reconocibles en un clásico Arroz con Mariscos.
A los postres, no llegamos.
En resumen: A «La Causa Nikkei» le falta vida. Los platos no tienen alma. No tiene sabor. Se nota mucho esfuerzo y voluntad pero el resultado decepciona. Sí es para destacar la atención, muy amable de todos, desde la recepcionista hasta el barman, que se acercó a la mesa para ofrecer sus tragos… pero en un lugar donde uno va a disfrutar un tipo de comida en especial, y nada menos que la peruana, eso no alcanza.
La Causa Nikkei
Av Callao 1290
Telf. 5218 0900