LA COCINA SIN LIMITES

 

Cuando uno habla de la cocina moderna, de los jóvenes cocineros que vuelan con su imaginación para crear platos cada vez más exóticos y novedosos, aparece el debate de siempre sobre si hay algún limite o no. 

¿Lo hay? Flimé es un restaurante en Guajará-Mirim, Brasil, que abre otro local el próximo 8 de septiembre en Berlín, Alemania. Este lugar no tendría nada de particular si no fuera porque ofrecerá platos realizados en base a la cultura “wari”, es decir, cocina  caníbal. Algo que uno jamás imaginó ni siquiera oír. Más parecido a una película de terror que a la realidad.

Esto es solo parte del cuestionario

Obviamente, esto se ha convertido en un escándalo mundial y no hace más que espantar a todo el que visita su página web, en la que puede obtener un formulario para ofrecerse como donante de alguna parte de su cuerpo, para ser consumido. En este formulario se hacen muchas preguntas como la edad, posibles enfermedades crónicas, consumo de tabaco, drogas y alcohol, peso y grupo sanguíneo y hasta si actualmente existe un embarazo.

Su propietario, el brasileño Eduardo Amado dice que «Siguiendo el viejo proverbio wari, lo importante para nosotros es que ‘comer es más que saciar el hambre'».  «Contemplamos la alimentación como un acto espiritual en el que se asume el alma y la fuerza del ser que ingerimos».  «Disfrute en ‘Flimé’ de especialidades de aroma y sabor inolvidables que llegarán a entusiasmarle», reza su propaganda, que anuncia una carta con platos como «Carne de sol desfiada» o «Filé mignon abafado».

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Quiero pensar que todo esto no es más que una estrategia publicitaria escandalosa de Amado. En todo caso, se verá el día de la apertura cuanta concurrencia tendrá Flimé y eso nos dará una pauta de cuanta gente está dispuesta a comerse a su semejante.

02 de Septiembre 2010

Y finalmente era una broma vegana.  Gracias Gaby por la primicia. 

LAS BRUJAS NO SON DE FIAR

Estando en Lima me gusta mucho pasear para ver los cambios y novedades que se van dando. En uno de esos paseos por Miraflores, pasé casualmente por la puerta del restaurante LAS BRUJAS DE CACHICHE y me llamó la atención un cartel enorme de tela que decía: “FESTIVAL DE LANGOSTAS EN BRUJAS DE CACHICHE“, y a pesar que ya la última vez que estuve por ahí no salí tan conforme como hubiera querido, me tentó la oferta de un festival de langostas, que me hizo imaginar toda una variedad de sabores y presentaciones irresistibles.

Insistí en ir a ese lugar, pese a que tenía ofertas para otros lugares más confiables. Para estar mas segura, llamé el día anterior, por si necesitaba hacer alguna reserva pero me dijeron que no, que vayamos directamente y que el festival de langostas se ofrecía tanto en el almuerzo como en la noche y durante dos meses más.

Era justo  28 de Julio por la noche y cuando llegamos nos interceptó un señor para advertirnos que había que pagar un “cover” de 20 soles por persona por un “Show” que hacían por Fiestas Patrias. Pero eso no sería lo más grave, cuando le digo que está bien pero que, en realidad, asistíamos por el “FESTIVAL DE LANGOSTAS”, me dijo que, lamentablemente, se habían acabado las langostas en el almuerzo….. ¿Qué? -Dije yo -, “Si pues, se acabaron las langostas y tenemos para ofrecer sólo los platos de la carta.” Uy que mal momento! Lo conversamos con las personas que habíamos ido y decidimos quedarnos, decisión que lamentaríamos.

Ya ingresando al lugar nos recibió una chica, a la que también le comentamos que, en realidad, veníamos al “FESTIVAL DE LANGOSTAS” y que, incluso, habíamos llamado el día anterior, pero la sorpresa mayor fue cuando esta chica nos dice, muy segura de sus palabras, que el motivo por el cual no había ese “FESTIVAL DE LANGOSTAS” era porque había veda de langostas.  A esta altura, la falta de respeto al cliente se hacía cada vez mayor, creciendo el descontento con las ridículas respuestas que nos iban dando. En Perú creo que ni existe veda de langosta.

Por fin logramos sentarnos en una mesa, ya con el show empezado pero completamente cobrado al final de la cena. Vale aclarar también que “Show” es una palabra demasiado grande para  lo que se brindó esa noche. Ese tipo de espectáculos uno puede aceptarlo en el extranjero, donde debemos moderar nuestras pretensiones, pero estando en el Perú me parece lamentable que no se pueda conseguir bailarines idóneos para realizar cada tipo de danza, sobre todo las danzas negras, donde hay que llevar el ritmo en la sangre para bailarlo y eso es lo que a uno lo emociona ver.

Cuando comenzamos a elegir algunos platos, entre ellos uno con atún, el mozo nos tenía reservada otra sorpresa. Nos dijo que, en realidad, no tenían todo lo que figuraba en la carta y trató de recomendarnos una degustación que costaba como 200 soles por persona y que, evidentemente estaría incompleta, pero con la gracia de que si pedíamos 5, osea si gastábamos 1.000 soles, una sería gratis- Emocionados con la “oferta”, la descartamos, y ordenamos lo que nos provocó, de lo que tenían, claro. A esta altura estábamos a punto de pararnos e irnos pero, otra vez nos equivocamos y decidimos quedarnos.

Comenzamos con el Piqueo Ronda del Mar, que traía Causa de Langostinos,  Conchitas a la Parmesana, Pulpo al Olivo, Tiradito de Pescado, Langostinos Crocantes Dorados en Quinua a la Miel de Aguaymanto y Anticuchitos de Pescado en Salsa de Ají, todo esto acompañado con Salsa Tártara.

Después pedimos unas Papas Rellenas que llegaron heladas.

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EL MERCADO DEL HIJO PRÓDIGO

Alguna vez escribí un post sobre un programa que tenía Rafael Osterling en el Canal Gourmet,  “Bebidas para Cocinar”, que personalmente no me gustó nada, aclarando siempre que mi comentario era, exclusivamente, sobre ese programa de televisión y además porque en una revista Rafael lanzó algunas declaraciones peyorativas sobre nuestro querido Perú, desconociendo el himno nacional y diciendo, en forma altanera, que él no hacía comida peruana, que eso se lo dejaba a cocineros como Gastón, dando a entender que él estaba para cosas mayores.

Para mi sorpresa, “El Mercado”, el nuevo restaurante del galardonado chef Rafael Osterling, es de comida bien criolla y como “RAFAEL”, su otro restaurante que ya tiene unos cuantos años, es de una excelentísima calidad.

Está ubicado cerca a la Av. La Mar, donde poco a poco se fueron instalando las cebicherías más selectas de Lima. Se puede estacionar en la misma puerta y desde ese preciso instante, con el valet parking, se comienza a percibir la esmerada atención del lugar. Lo primero que uno ve al entrar es una barra muy larga, a Rafael Osterling trabajando y muchas mesas de madera, unas más largas, para grupos grandes,  otras al centro, para grupos más reducidos, y,  por sectores, unos cuantos arbustos entre las mesas, que le dan al lugar un toque muy cálido, pero que, estando ahí, me dio la impresión que incomodaban demasiado a los mozos en los traslados, sobre todo cuando venían con bandejas cargadas. A ese obstáculo debe agregarse el de las estufas, repartidas por todo el salón. Sin embargo los mozos se las ingenian, de modo que no fuimos testigos de ningún accidente. Otro detalle a tener en cuenta es que, como buen mercado, hay que hablar bien fuerte porque el ambiente es muy ruidoso.

Para los que no están habituados, la estructura edilicia de muchas cebicherías, incluso de las que están sobre la Av. La Mar, es semi-cubierta. Tienen todas las paredes y el techo pero estos no llegan a cerrar del todo el ambiente. Supongo que esto obedece a que el templado clima habitual de Lima lo permite, aunque este año hizo bastante frío, y a que de ese modo no se concentran humos y olores.

La esmerada atención  de la llegada fue seguida por la de una excelente moza, quien, en uno de los pedidos que era traído por otro de los mozos, se percató, sin que nadie le dijera nada, que había un error, e inmediatamente le pidió disculpas al destinatario de ese plato y lo mandó de vuelta, trayéndolo correctamente a los pocos minutos.

Comenzamos con unos piscos, algarrobinas y vinos para acompañar unos espectaculares piqueos servidos en vajilla retro, rememorando las clásicas fuentes y platos de loza tan usados en los mercados hasta el día de hoy, hecha especialmente por el sello Dirty Dog. Los individuales de papel y los posavasos muestran también un diseño exclusivo muy interesante.  Unos crocantes chips de papas nativas fueron el mejor inicio para los sabores que seguirían a continuación:

Un dúo de pulpo al olivo y tiradito

Una especie de Solterito con pulpo Seguir leyendo