La experiencia vivida en la Anticuchería Tío Mario, podría catalogarse como la peor de toda mi vida en un restaurante, si se podría llamar así a este lugar, donde maltratan al cliente de una manera terrible, ya desde la entrada.
Una de las noches que estuvimos en Lima nos invitaron a ese lugar y fuimos encantados, con unas ganas enormes de comer Anticuchos y Picarones. Éramos 8 personas, incluida una amiga suiza que se debe haber llevado la peor impresión de los anticuchos. Estuvimos parados y aplastados en la puerta, haciendo cola alrededor de 45 minutos, frente a un sujeto que iba decidiendo quien entraba y quien debía seguir esperando. La cola era fuera del local, parados en una especie de escalera y expuestos a pseudo hippies vagos y agresivos. No sé para qué hacíamos cola, si al final el sujeto, altanero y de modos vulgares, decidía a ojo y por tamaño de grupo, quién entraba primero. Si hubiera estado sola ya me habría retirado, pero era una ocasión especial a la que estábamos invitados por la llegada de la sobrina de mi cuñada desde Suiza y podrían sentirlo como un desplante.
Luego de la agotadora y sofocante espera nos hacen pasar al tercer piso. No tenían aire acondicionado por lo que estábamos todos muertos de calor. Pedimos varias porciones de Anticuchos de Corazón y otras de Choncholi con papas y choclos. Le advirtieron al mozo que una de las porciones de Anticucho viniera un poco menos cocida que las demás. Para tomar, pedimos una Jarra de Chicha Morada y otra de Sangría.